viernes, 16 de septiembre de 2011

Un día más...

Otra vez con llaves en mi bolsillo. Las llaves que hace mucho dejé en manos de la persona que me remplazaría en mis funciones de oficina. Hoy me puse al corriente de todo lo nuevo y pendiente. Fue extraño.

Pero hoy no sólo tuve que darme de golpe con papeles, también me dieron la noticia de que no volveré a ver a una pequeñuela de mi vida. Su madre tuvo que darla en adopción porque no se podía quedar con ella aunque ansiara lo contrario. He tenido que ver a mi querida amiga, desprenderse de ese pedacito de cielo que le llenaba los días de alegría y estrés. En el buen sentido.

Por un momento me arrepentí de haberle permitido formar parte de su vida; sin embargo, lo bueno de ello -a pesar de la separación-, es que podrá decir que tuvo un cachorrito en su vida, a la que llamó con mucho cariño Canela. Ella fue la primera, y estoy segura que no será la última, después de haber deseado uno en su etapa de desarrollo. Es lo bueno, ¿no creen? porque yo sí.

Yo sé lo que es desprenderse de un ser querido, y más de un perro. Sé que hablo del cachorro como si fuera una persona; no obstante, los que adoran a esos pequeños amigos estarán de acuerdo conmigo.

Ellos son esos amigos especiales, que te escuchan, te brindan su compañía y forman parte de tus alegrías...simplemente son especiales. Por algo se les denomina: "el mejor amigo del hombre".

En fin...hoy ha sido un día particular. Escondí a mi gata en mi cama para dormir, supe de la partida de un perro, y me vi acosada de papeles que tendré que volver a poner en orden, muy particular.