viernes, 18 de noviembre de 2011

He dejado de lado....


Una bella canción en la voz de mi querida Elisa: "Ho messo via" (He dejado de lado). Y es tan interesante cuando te das cuenta de que has pasado por muchas cosas, y que de ellas, dejas unas atrás sin mucho esfuerzo; pero sucede un momento en el que te fijas que no puedes dejar atrás una en particular.
Esta canción narra ese punto. Uno en el cual me encuentro, en el que me vi hace mucho tiempo. Simplemente hoy, y no sé hasta cuándo. Podré dejar de lado muchas cosas, pero nunca me explicaré por qué no consigo dejarte de lado a ti.

viernes, 28 de octubre de 2011

Días de espera



He visto dos libélulas rodeando mi espacio, margaritas robándome una sonrisa, un nombre escabulléndose de entre el resto de palabras.

Todos, pequeños detalles que me recuerdan a ti. Extraño, lo sé. Pero son aquellas cosas, entre otras, las que me remarcan tu presencia en mí. Aquellas que no permiten tu escape de mis pensamientos. Las que me dicen de algún modo "sabrás de ella, no solo por recuerdos".

En unos días será tú cumpleaños, y no sé si romper la promesa que te hice hace mucho tiempo. No quiero hacerlo, aunque algo me dice que debo olvidarlo, qué es mejor.

Miro el calendario, cuento los días que faltan y sigo calculando el envío. Falta poco y los trece días que demoraría en llegar, se me esfuman en el tiempo, tan rápido, qué duele.

Cómo quisiera que todo fuera diferente, que se hubiera entendido la razón de tantos envíos a fines de cada año. Más no fue así. Y no importa cuanto explique o me tome la molestia de decirlo, no se entenderá.

Creo que a veces es difícil entender lo poco que uno puede hacer para querer estar presente en ese espacio personal, en el que personalmente no puedes estar.

Qué el calor que le puedes dar con tu cuerpo, y así protegerla del frío, lo haga por ti una simple bufanda. El velar sus sueños y cuando se sienta sola, esa estrella de tela le hará saber que la distancia puede ser mucha más no está sola.

Sí, siento que jamás se creerá. Y si alguna vez se acepta, no necesariamente se comprenderá.

Ya quedan siete días para decir: Feliz cumpleaños, o siete días para decir: Adiós (mi amor).

martes, 18 de octubre de 2011

Cuando los sueños hablan de una gata

Días atrás, me encontré envuelta en un espacio diferente del mío, más no extraño. Mi habitación, o se supone que era, miraba sin sorpresa el entorno, hasta que me topé en un rincón, con una gata blanca. Ella me miraba, sentada, sin preocupación con ojos dormilones, como siempre lo hace, más cuando no está nerviosa, redondeando sus pupilas en pleno día. Sin embargo, lo particular de la escena se trastoca al ver que su ojo izquierdo sangra. Creo que tenía una herida a un costado de él. Tomé a la gata entre mis brazos para observarla mejor. Acaricié su lomo y luego todo terminó.


Jugar con la interpretación de mis sueños, o mejor dicho tratar de explicarlos, es algo complicado. Algunas veces los dejo ir, vagar en mis recuerdos sin tomarle asunto –aunque no del todo–. En ese caso hago hincapié del lema: “los sueños, solo sueños son”. Es fácil decir ello cuando uno no se malgasta la vida entendiendo a su subconsciente. Incluso es mejor. Te evitas los dolores de cabeza que te puede causar, los traumas y/o todo lo que conlleven según el sueño.


El significado de este sueño lo he buscado, y entre tantas interpretaciones, e preferido dejarlo como tal, un sueño. Es mejor.


Esta gata en particular pertenece a mi mundo real. Una pequeña “malcriada” –como le suelo decir–, que llena mi espacio de humanidad. Me recuerda la necesidad, la protección, el cariño, las travesuras y los juegos.


Actualmente, la pequeñuela se encuentra enferma, se ha lastimado quitándose la crema que nos indicó la doctora para -al parecer- el problema que tiene en la piel. Le desagradó tanto que le echeramos que se desesperó. Lo peor es que se ha lesionado uno de sus ojos.


Ahora, ¿qué opinan del sueño? ¿Lo asocio? Yo veo que ya no tiene caso interpretar nada y menos tomarle asunto.


No he podido hacer mucho por la gata, salvo dejar de echarle la crema, y así evitar alimentar la fobia que le hemos creado, incluso impedir que se hiera más.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Un día más...

Otra vez con llaves en mi bolsillo. Las llaves que hace mucho dejé en manos de la persona que me remplazaría en mis funciones de oficina. Hoy me puse al corriente de todo lo nuevo y pendiente. Fue extraño.

Pero hoy no sólo tuve que darme de golpe con papeles, también me dieron la noticia de que no volveré a ver a una pequeñuela de mi vida. Su madre tuvo que darla en adopción porque no se podía quedar con ella aunque ansiara lo contrario. He tenido que ver a mi querida amiga, desprenderse de ese pedacito de cielo que le llenaba los días de alegría y estrés. En el buen sentido.

Por un momento me arrepentí de haberle permitido formar parte de su vida; sin embargo, lo bueno de ello -a pesar de la separación-, es que podrá decir que tuvo un cachorrito en su vida, a la que llamó con mucho cariño Canela. Ella fue la primera, y estoy segura que no será la última, después de haber deseado uno en su etapa de desarrollo. Es lo bueno, ¿no creen? porque yo sí.

Yo sé lo que es desprenderse de un ser querido, y más de un perro. Sé que hablo del cachorro como si fuera una persona; no obstante, los que adoran a esos pequeños amigos estarán de acuerdo conmigo.

Ellos son esos amigos especiales, que te escuchan, te brindan su compañía y forman parte de tus alegrías...simplemente son especiales. Por algo se les denomina: "el mejor amigo del hombre".

En fin...hoy ha sido un día particular. Escondí a mi gata en mi cama para dormir, supe de la partida de un perro, y me vi acosada de papeles que tendré que volver a poner en orden, muy particular.

jueves, 21 de julio de 2011

Una mirada...


Hace frío, tengo frío...He temblado, sudado, llorado pero no por el frío. Me han pasado tantas cosas por la cabeza, buscando, sacando y encontrando tantas otras en mi interior...que sencillamente no sé cómo explicarlo.

Solo sé que mi reflejo en unas simples palabras me hace preguntar, qué demonios estoy haciendo conmigo. Lo peor es que no sé la respuesta o tal vez la sé solo que no la quiero así.

Sé que debo seguir mi camino, armando mi destino sin mirar atrás…más es algo que no sé hacer… el dejar de mirar el pasado…creo que nadie puede dejar de hacerlo…siempre habrá algo que nos llevé allí….Lo malo es que a veces nos llevamos al punto que nos llena de nostalgia, que no necesariamente duele, pero es triste. Y nos hace llorar.

Una vez me puse a pensar en lo que diría si algún día me preguntan qué haría si me dieran la oportunidad de retroceder el tiempo en un momento, solo un día, con su hora….empecé a buscar como loca en mi pasado algún rastro de tiempo que quisiera cambiar…vinieron muchos a mi cabeza…la mayoría desastrosos, aun así los que más me enseñaron…y si hicieron eso, perdería lo que aprendí….así que no, algo razonable en mí no me permitiría cambiarlos.

Entonces me di cuenta que a pesar de mis años ya trascurridos, había pasado por los errores y aciertos que debía según mi forma de caminar. Y al único momento que retrocedería, no necesariamente lo cambiaría, pero sí lo detendría.

México, 25 de junio del 2010, 4 de la tarde, escuela de conservación. Subiré las escaleras apurada, como aquel día, pero mirando el momento en que sus ojos me quedaron viendo mi llegada a ella. Y detenerlo justo ahí, cuando la tengo enfrente y me sonríe. Paralizaría justo ese minuto. Eliminaría a todos, quedaríamos a solas y solo yo tendría el control de moverme –porque sé que ella no me permitiría hacer lo que quiero–. Tendría el poder de mirarla detenidamente, ver mi reflejo en sus ojos, tomar y sentir el calor de sus manos, acariciar su rostro, besar su frente y robarle un roce a sus labios. Todo sin controlar el temblor de mi cuerpo y la fuerza con la que late mi corazón al saberla cerca. Luego la abrazaría como si fuera el primer y último abrazo –a pesar de saber que es así– dejaría que sintiera mi necesidad y me abrace igual, y al momento de decir mi nombre nos golpee con fuerza la lluvia que llegó horas después para así confundir mis lágrimas…y al momento de volverla a mirar con su sonrisa….despertar del sueño real.

Porque sé será así, solo un sueño que en mi mundo irreal es real…y porque sé nunca me dirán: “yo puedo retroceder el tiempo y dejar que lo hagas realidad”…..y porque si llega el lugar no será el mismo, la hora y el día tampoco…y la posibilidad dependerá de lo que logre hasta que vuelva a llegar el día de tenerla frente a mí. Ya que algo en mí me dice la volveré a ver.

En realidad lo único que quiero es que todo vuelva a ser como antes. Lo extraño demasiado.

sábado, 16 de julio de 2011

Al fin y al cabo algo

Para ser sincera no sé qué demonios escribir. Quiero describir un sueño y su significado pero alguien más ya lo hizo…pues de algún modo es parecido…no necesariamente como un sueño. Quiero empezar la carta que enviaré a finales de este año pero no tengo tantas ganas de ordenar mis palabras, es que… suelo ir, venir y retroceder en algo que estoy cansada de repetir y aun así lo hago…no obstante al final de tanto pensar no lo pongo.

¿Hablar de mí?…es cansado…aparte de que no quiero hablar de alguien como yo…sé que soy única como todos, y con una idea o forma de actuar similar en otros casos… Me agrado y desagrado en partes casi iguales…hasta que llego a la conclusión que me quiero más de lo que me puedo desquerer o querer alguien a quien le suelo desagradar…Sí, soy tontamente complicada…

¿Un tema?...hay tantos que se me ocurren ahora, sin embargo tampoco tengo ganas de desmembrar alguno.

Mmmm…el trabajo…ya pronto pasaré a la lista de desempleados…para ser exactos la semana que viene…bueno, no del todo…porque pasaré a ayudar a un amigo con unas cosas personales, no con el sueldo que gano ahora…pero algo es algo.

Tengo sueño. No he logrado dormir bien anoche. Mi hermana trabajó en la computadora hasta la madrugada, y no dejó dormir…Me fastidia el sonido que hace el ventilador del CPU, el teclado, y más en la noche, y peor en días en los que tengo que levantarme temprano para ir al trabajo.

El próximo fin de semana puede que vea a una amiga de la universidad, no la he visto desde que ingresó a su internado. Espero que me contagie un poco de su alegría. Con ella no suelo estar triste, siempre me hace reír…sin saberlo me hace olvidar los problemas por los que puedo estar pasando en ese momento.

Si bien esa última vez no hizo más que incomodarme con algunas cosas…qué le vamos a ser…

A veces me sigo dando cuenta que ha cambiado…ni para bien ni para mal…solo ha cambiado. Eso no me suele gustar…pero es bueno que cambie…
Me estoy adaptando a ello…si ella antes se adaptó a mí sin reclamos y con paciencia –habiendo días en los que se daba cuenta que mejor era no saber qué pasa en realidad por mi cabeza– no veo por qué yo no pueda hacer lo mismo…si antes lo hice sin problemas.

Ya estamos en el onceavo año de nuestra amistad…y aún no sabemos cómo es que seguimos siendo amigas…somos tan diferentes y la vez iguales…un par algo impar pero par al fin y al cabo…

Con ella -desde un punto de vista- sé lo que es amistad. Pude haber perdido muchas otras…más me he quedado con las mejores.
La quiero mucho…aunque siempre se olvide de mi cumpleaños…por lo menos lo recuerda uno o dos meses después…y con suerte…En fin, a pesar de eso no dejaremos de ser amigas…así la distancia o la misma muerte nos separé.

Vale!…No sabía qué escribir, no empecé con un sueño o una carta…pero terminé hablando de mí y sacando el tema de la amistad…Y eso que no quería hacer ni uno ni lo otro…Ya lo he dicho, soy complicada.

Un enredo desenredado



Es ahora que me doy cuenta el por qué me decía que al leerme se veía, porque hoy al leerla también me encontré. Es tan extraño darse cuenta de ello. Si antes no lo entendía ahora lo comprendo, pero aun sigue siendo difícil de explicar.

Las palabras nunca bastaran para expresar un sentimiento. Se enredan, lo sé. No sé usar las palabras para exponer lo que siento y he entendido. Puedo disfrazarlas en historias, canciones, poemas o simples palabras sin sentido.

Aunque logre encontrar la exactitud de ellas, no serán suficientes. No para ella ni para mí. Porque ambas sabemos que no hay palabras que puedan conquistar un corazón ya conquistado ni crear interés en un desinterés, ni reanimar al amor cuando a las cenizas se las llevó el viento, ni buscar lo que no puedes encontrar, solo sentir.

Ni siquiera poder definir lo que es amor cuando él mismo no sabe definirse, solo existir.

Es hoy que tengo miedo de seguir leyendo y no puedo dejar de hacerlo. Así la sepa perdida para mí, en cada palabra suya –que a la vez sin que lo sepa son mías– me gusta encontrarme; hallar nuestra alma entrelazada en un mismo sentimiento sin definición.

¡Qué extraño masoquismo! ¡Pero qué hermoso saberse enamorada!

Si bien seguirá preguntando el cuándo, el cómo y el por qué…mi respuesta seguirá siendo “el amor no tiene preguntas ni respuestas…yo no lo busqué simplemente nació en mi alma, lo acepto…y no espero que lo hagas tú”

sábado, 9 de julio de 2011

IRREMEDIABLE

Solas en la habitación. Yo inclinada en la puerta cerrada tras de mí y con los brazos cruzados; ella sentada en la cama, envuelta en ese silencio aprendido que tanto detesta en mí. Sus manos nerviosas juegan entre ellas sin saber a qué. Siento su frustración uniéndose a la mía, y no sé si acercarme o darle esta distancia; dejarla pensar en sus palabras mientras repaso mi discurso tontamente ideado para romper la muralla que construyó.

Deja la cama y se acerca a la gran ventana que nos muestra el ocaso cada tarde. Otro que, al parecer, volverá a pasar desapercibido, uniéndose a los que dejamos de admirar juntas desde nuestra extraña separación.

Recuerdo el día que decidimos comprar el apartamento; la inmobiliaria logró mostrárnoslo una tarde en la que conseguimos ubicar un hueco en nuestra agenda de trabajo. Entramos a la habitación y lo que dominaba más era esa ventana. Nos acercamos para mirar el pequeño paisaje urbano y nos topamos con el más maravilloso ocaso de primavera. Con ella entre mis brazos fuimos testigos de la muerte del día y la resurrección de la noche. A ambas nos gusta el crepúsculo, ser espectador de su singular diferencia en los días de cada estación. Así como lograr definir –no solo por las fechas–, en el color del cielo el cambio de estación en un continente en el que no son tan marcados. Una manía que no pensé encontrar en nadie y que a ella encantó.

Me aparto de la puerta y acerco a ella. Sin palabras optamos por no dejar pasar este atardecer juntas, aunque sea una al lado de la otra, sin tocarnos.

Me muerdo el labio aguantándome las ganas de abrazarla. Tomo el marco de la ventana mientras mi mano, cerca a la suya, se cierra en un puño esperando.

- Estás sangrando.

Mi mirada se había perdido en los colores del día marchándose y en la imposibilidad dominante, que cuando sus palabras llegan me regresan a una realidad que deja de ser igual.

La veo frente a mí con un paño húmedo en alcohol limpiando delicadamente los resquicios de sangre en mis labios. El sabor a sangre me pasó desapercibido con la contienda que me impusieron las ganas. Hasta el hincón de dolor desapareció cuando sentí sus manos curándome y vi sus ojos preocupados atentos a mí.

Quiero hablar pero olvidé el discurso. No sé qué decir. Deseo abrazarla y es lo que hago. Frente a la ventana las dos en un abrazo necesitado. Cierro mis ojos para solo sentir. Sus latidos son tan fuertes que los puedo escuchar, ¿o son los míos?, no lo sé.

No sé cuánto tiempo ha pasado en este abrazo. La habitación está casi a oscuras, las luces de los faroles entrando por la ventana la llena de pálidas sombras. El inesperado tráfico en la calle interrumpió un instante al silencio, y si no fuera por este abrazo no me hubiera percatado de su sollozo. La aparto para ver su rostro que no me quiere mirar, con mi mano en su barbilla delicadamente lo elevo, sus ojos me hicieron sentir su tristeza, limpio sus lágrimas con mis manos y besando su frente le digo:

- Todo estará bien.

Se aleja de mi protección para hundirse en la oscuridad que le ofrecía las cortinas de la ventana. Pero parte de su perfil se ve iluminado por la luz de la luna, cuando se acerca a mirarla. Ese cambio repentino me desconcertó. En un momento creí que las cosas se estaban arreglando, o por lo menos estábamos llegando a algo.

Tenemos que terminar.

Las palabras que le siguió a su alejado silencio me cayeron como un balde de agua fría. ¿Qué ha pasado? Tuve claro que terminar la relación, minutos antes, no era una opción, o esa siempre la fue y no me di cuenta.

¿Terminar, qué?

Necesito entender su definición. Muchas veces habíamos puesto fin a nuestro noviazgo por tontos celos.

- Terminar nuestra relación o lo que llamamos relación.

Esa fría terminación no la esperaba. Me acerco impaciente sin importarme nada, tomo sus hombros y la giro para que me lo diga de frente. Igual sigue teniendo la ventaja de la tenuidad de la luz en la habitación.

¿Por qué?

- Y todavía lo preguntas…Yo… ya no puedo más. No quiero seguir así.

- Yo tampoco puedo…No quiero seguir esperando a tus ganas de hablarme, una migaja de tus atenciones, un espacio en tu tiempo, no lo quiero más.

De pronto expulsa mis manos de sus hombros, sus ojos a la luz se tornaron fríos y se aleja sin dejar de mirarme fijamente.

¡Já! Jamás pensé que llegarías a ser tan descarada, Andrea.

- ¿De qué hablas?

- No te hagas la víctima, la que debería reclamar por migajas soy yo. Pero no lo haré porque sabía muy bien a lo que me atenía cuando decidí formar una vida contigo.

Me cansa esta vaga oscuridad. Enciendo las luces molesta para enfrentar los reproches sin ocultarnos más.

- ¡Pero qué demonios!... ¿Acaso esto era un reto?

- No seas ridícula.

- ¿Qué quieres que piense con lo que me dices?

- Sabes de lo que habló…y no me vuelvas a decir que no entiendes.

Cansada me siento en la cama y sin poder hacer más bajo la mirada. Fue entonces cuando entendí lo que pasaba. Tan ciega estaba que no había visto el problema. Tanta cavilación sin sentido, tanto tiempo perdido, dejando ir tanto amor por el escusado.

- Me pediste paciencia y tiempo porque no sabias cómo decirme adiós.

- Nos hemos lastimado mucho. ¿No crees que es mejor dejarlo así?

Su pregunta no tiene respuesta para mí. Quiero llorar pero algo no me deja. No sé lo que siento.

Escucho sus pisadas acercándose, se sienta a mi lado y tomando una de mis manos me pide mirarla.

- Andrea, mírame…es mejor que aclaremos las cosas ahora. Para mí también es difícil…Mírame, por favor.

El calor que siente mi fría mano en la suya me lleva al día que me pidió ser su novia. Un día difícil para ambas, estábamos llenas de dudas y miedos. Era la primera vez que yo tenía y formaba una relación, y para ella el segundo intento de formar algo sólido. Pues me dijo que yo era especial, que se enamoró de mí en el instante en que me vio, que le gustaba mi forma de ser; que era un encantador enigma, una caja de pandora que guardaba la ansiada esperanza de ser feliz.

Le rio por dentro a la ironía. Al parecer esta caja ya no posee la felicidad para ella. Al parecer mi destino es incompleto cuando se trata de amor. Al parecer… yo me tengo que quedar siempre amando sola.

miércoles, 29 de junio de 2011

Pasó el tiempo


Un año. No puedo creer que ya haya pasado un año desde aquel día. La primera y última vez que la vi. Ese día fue el más feliz de mi vida, el día en el que sentí cómo mis ojos reflejaron la alegría de mi corazón, porque por fin, tenía a la mujer que tanto quise mirar frente a mí. Fue el día en el que un abrazo dejó de pertenecer a un sueño para ser realidad, en el que su voz dejó de atravesar un auricular, en el que mi reflejo se plasmó un instante en sus ojos, el día que su sonrisa dejo de ser un emoticón.
Un año de ello, sí, y también un año en que sentí como mi instante de felicidad se hacía añicos cuando de la nada me convertí en alguien que no debía haber visto en persona jamás.
Hubo momentos en el que detesté a la persona que la llevó. Pero luego recordaba sus intentos a que el encuentro no fuera un desastre, por lo menos para mí. En las dos veces que nos dejó solas y cuando todo terminó, la narración que se animó a darme en lo interesada que ella había estado en verme. Aún lo recuerdo y por ello a la única que detesto es a mí. Porque me equivoqué en mi forma de actuar, a pesar de haber sido como suelo ser, no debí guardar tanto silencio, debí aclarar las cosas. Volver a tener presente lo que perdería al guardar mi voz. Pero no, como siempre, me equivoqué, creí que debía mantenerme al margen y así no incomodar.
Lamentablemente cuando uno se da cuenta es muy tarde, que cuando quieres arreglarlo ya no se puede. Digas lo que digas, hagas lo que hagas, sencillamente no importará.
Un año ya, aquel veinticinco de junio en el que me di cuenta que la felicidad de un instante la puedes mantener una hora pero no prolongarla toda una vida.

domingo, 29 de mayo de 2011

In the shadows

Está tan distante que no comprendo lo que pasa. Quiero que olvide por una vez el silencio que domina sus labios y me expliqué. Cada vez que intento sutilmente sonsacarle algo es inútil, como si quisiera ocultármelo a toda costa. El no saber qué es aquello que nos distancia cada día más está por volverme loca.

La paciencia que me pidió tener en mi primer intento directo de entender está por faltarme.

Sabe que la necesito, necesito de sus palabras, de su risa que ahora sin explicación se ha extinguido para mí, de su cuerpo caliente en las frías noches de este invierno.

Sí que sabe cómo castigarme; más lo cruel es tener una sentencia sin motivo, sin saber cuál ha sido mi delito a tal condena.

Si lo que quiere de mí es miedo, lo está consiguiendo. No puedo negar el temor al perderla y ni siquiera saber la razón. Hasta prefiero romper nuestros lazos con mi ofuscación antes de seguir así. Sin nada.

Y hoy pienso terminar con todo esto. Derrumbaré las murallas de su orgullo y el mío, y haré que nuestro dolor y dudas hecha lágrimas desaparezcan.

jueves, 14 de abril de 2011

Un día de lluvia...


Día de lluvia y de empezar a escribir algo. No sé por qué momentos así me tienden a inspirar más que de costumbre. Será por ese lado gris y oscuro rasando los colores de la melancolía o por el simple hecho de gustarme los días lluviosos. Prefiero puntualizar lo último ya que los colores en días como estos no pintan mi estado.

En días como hoy, a veces, mientras me resguardo entre sábanas recuerdo los sueños escuchando al agua caer, y si no me apremia el tiempo me detengo frente a la ventana para mirar el paisaje de casas, asfalto húmedo y cielo gris.

Hoy me tomé el tiempo de hacer ambas. Desperté por costumbre -fuera de la bulla de la alarma de mi celular-, y antes de levantarme me quedé enredada en la frazada de mi cama y con los ojos cerrados me dediqué a escuchar a la lluvia golpear las hojas del árbol frente a mi ventana. Un sonido que suavemente llegaba a mis oídos así como el golpe de las gotas sobre los charcos. Pero esta vez el recuento de los sueños tenidos fue apartado por la mujer que hace mucho dejé atrás y cuyo nombre vino a mi mente haciendo eco en mi voz.

A veces es tan extraño cómo es que la vida te da señales; unos pequeños detalles que dejas pasar sin darte cuenta, o que al verlos los haces tan grandes que transforman y diferencia tus días del resto. Y es por esos detalles que sé debo regresar porque a pesar de mi inhabitual presencia, lo perceptible e imperceptible que permito que sea, pienso, no es suficiente. Tratar de alguna forma sepa que la estoy buscando, esperando paciente a que quiera, por lo menos, hablarme.

En esas cavilaciones estaba hasta que el celular me volvió a anunciar la hora de salir de la comodidad, desesperesarme, levantarme y prepararme para salir al trabajo.

En tanto terminaba mi desayuno, me paré frente a la ventana que tiene la sala, y así mirar el paisaje que esta vez me regalaba la lluvia. Abrí la ventana y me dejé tocar por el suave viento que trae consigo la lluvia. Y su nombre volvió a hacer eco en mi mente. Me pregunté en lo que estaría soñando; acaso habré ingresado misteriosamente en ellos en algún momento? lo recordará al despertar? No lo sé ni lo sabré. Fueron solo preguntas que mi pensamiento terminó por regarle al viento.

Antes de cerrar la ventana, miré el cielo gris y dije: sigue durmiendo mí adorada dormilona. Regalándole una sonrisa al día por mis ocurrencias cerré los ojos para besar delicadamente a la cabecita que se ocultaba de mí entre frazadas y en un susurro le dije: adiós, mi amor.

sábado, 5 de marzo de 2011

Cry


Una canción que se la dedico a MÍ!! Por qué? Por el siemple hecho de ser para mí...^-^... Porque de algún modo es parte de la historia de mi vida que solo vive en mis deseos y recuerdos.

Silencio...


El volver a cursar el cielo y regresar al único espacio que me pertenecerá lo que quiera durar esta vida, no ha vuelto a ser una travesía, más sí un punto en mis decisiones y sin aviso alguno. Necesitaba que fuera así. Ser participe solitario de aquellos caminos y lugares que en mi compañía disfruté sin imaginar que los dejaría atrás sin condición.
Entre ellos se cruza un lugar que no dejo de mirar como tantas veces lo hice, uno donde se quedaron las primeras razones de un viaje imprevisto, en el que pretendí volver real un sueño, y con el que acechaban otros sin permitirme dejarlos atrás.
Ahora aquí, frente a él, no puedo creer que ha pasado tanto desde la última vez, es tan extraño, como si no se hubiera perdido el tiempo y detenido justo aquí; aunque no del todo porque hay algo diferente que no ha podido permanecer, que se escurrió sin dejar más rastro del que ha ocupado en mis recuerdos.
Faltas tú, la otra mitad de un alma ya perdida que no puede ir al compás de los latidos incesantes de un corazón anidado aún en mi pecho de hojalata.
Quisiera poder proyectarlos y regresarte al único espacio que me permitió ser parte de tu mundo. Volver al instante aquel en el que nuestras miradas se cruzaron, nuestros cuerpos se juntaron, tus labios me regalaron una sonrisa y el tono de tu voz calaba mis sentidos sin formar parte de un auricular. A aquel pequeño lapso de tiempo en el que te hice mía sin permiso.
Si bien estos recuerdos son lo único que me ha mantenido en pie, jamás colmarán estas ansias y mucho menos sosegar el anhelo de mis ojos al buscarte en tantos sueños perdidos.
Por ahora sé que mi silencio es más importante, el cual solo hace que ría por el atropello que se lleva en mis adentros; porque podré mantener en stop tanto sentimiento aquí afuera pero no esperes que los controle en el espacio en el que al parecer no tengo voz.



lunes, 21 de febrero de 2011

Dónde estás?...No sé cómo he hecho para olvidar tu ausencia, hasta me he preguntado si en realidad está sucediendo porque ni siquiera en sueños te he encontrado a pesar de haberte buscado sin sentido en cada uno de ellos...
Me siento vacía, siento que no hay nada que pueda hacer para cambiarlo, por lo menos no por ahora...simplemente porque no sé qué ha pasado, qué he hecho para merecerlo. Qué hice e hiciste para tener que buscarte en un tonto vacio inundado por este inexplicable olvido.
Pd.: Esto es algo tonto y sin orden que escribí..xD...cuando tenga más clara algunas cosas lo arreglo...;)

domingo, 30 de enero de 2011



A horas de partir de una ciudad que distaba de ser especial en mi vida, ya que en ella perdí entre las sombras a mi padre. Un hombre tan desconocido y distante pero cercano y familiar que formó parte del pequeño mundo que me permitió diseñar.
Ahora, tres días después de cumplir un año más con su ausencia, llenar de nuevos escenarios y personajes el baúl que guarda mis recuerdos y compartirlos al lado de mi loca amiga, me pregunto si hice bien en venir, y no necesariamente por mí, sino por ella, cuya ciudad le pertenece más. Sin embargo, el haber hecho mal o no, el permitirnos pasar unos días juntas y ayudarla a regresar a la ciudad que la vio nacer, crecer y partir, fue especial y extraño.
Pero lo importante no ha sido visitar el lugar donde mi padre cerró sus ojos a la eternidad, más fue darme el tiempo de ser parte de sus sueños y poner a prueba su singular memoria, a ese baúl que raramente le permite guardar intactos sus recuerdos. Por ahora solo sé que después de vivir una rara aventura con ella soy capaz de vivirlas una y mil veces así no me alcance la vida; y le agradezco a quien me la haya puesto en mi camino aunque olvidemos el momento en el cual pasó.