sábado, 4 de julio de 2009

Dulce melodía

Gracias por estar aquí. Esta canción se la dedico a la mujer que me dio la oportunidad de vivir.
Me hizo saber que las melodías no cuentan solo historias de amor, son vidas que vale la pena aprender a escuchar antes de que se disuelvan en el tiempo. Hoy no tocaré una canción más que el tiempo se llevará, será una vida que perdurará en los oídos de quienes sepan escuchar...

Acabó. El escenario luce tan vacío, el piano ha sido extraído de su preciado lugar. Desde el escenario los asientos pierden su color, quisiera haberme perdido con ellos, pero estoy segura de que sin importar cuán profundo haya sido el color, el gris de sus ojos siempre me distinguirán. No sé si sentirme alagada o decepcionada de que esa particularidad ahora me haga llorar.
Cerrando los ojos puedo escuchar la antesala muda que da antes de tocar. Se ve tan bien de traje. Qué lindo. Sus dedos se deslizan suavemente en las teclas. Lejos del aprendiz que me encontré entonando tímidamente su primera canción en el juguete de su sobrino. Suena tan bien, como la primera vez que la oí…. Amor dice un Do sostenido, amor, en un jardín de rosas que se alimenta de ilusión cuando el Fa deja de ser mayor. El Re junto a un Sol guarda las lluvias que deja la posibilidad de un adiós. Un Mi contó lo feliz que se siente el corazón cuando supo que era dueño del amor. Con un siempre te amaré en la cuarta línea terminaron el La y el Si. El estallido del público es tan contagiante que no puedo evitar aplaudir llena de emoción. Dije que no lloraría, lo sé, pero no puedo creer que todo haya acabado sin poder explicarle siquiera que yo aprendí a amar entre canciones…que yo también le amo.


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