En un nuevo país y con conocimientos suficientes para movilizarme más de una esquina. Cubriendo miradas nuevas, pero buscando entre ellas solo una. Un rostro que no logro encontrar por más vueltas que le dé a la ciudad. Qué no daría porque la primera estrella, en este cielo, hiciera realidad el más humilde de los deseos. Qué no daría por volver a ver aquellos ojos que sin querer me regalaron mil ilusiones, y esa sonrisa tan única que aunaba mis alegrías.
Por ahora solo me queda acostumbrarme a estar aquí, sin ella y con ella a la vez, acompañándome en cada estación, apoyándome en cada paso que doy, recordándome que el amor existe y duele, aunque lo hace de una forma que embriaga dulcemente sin lastimar.
1 comentario:
Vivo enamorada de unos ojos
y de una sonrisa
que nunca he visto en presencia real,
Su foto, mi imaginación
se besan todas las noches.
Saludos.
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