A veces me pregunto por qué la musa me abandona cuando me siento
frente al computador a plasmar el regalo a mi imaginación. Por más que ponga algo de música, me
concentre en mi entorno y mire tras la ventana el cielo para preguntarle dónde
está lo perdido; simplemente todas las ideas se alborotan y la historia que
escribiría se queda en la caja del olvido que intenta guardar mi memoria.
Entonces el alma y corazón buscan una salida y así expresar todo en la
pantalla, ya que es el único que aguanta, no se rompe ni sale corriendo al no
saber qué decir, sencillamente por tener solo silencio en sus hojas.
Con preguntas e intentos termino quedándome con páginas en blanco.
En un suspiro profundo me acomodo en el silencio de la soledad, busco
entre recuerdos palabras ya ordenadas, o alguna canción que me guste por
hacerme sentir y exprese mejor lo que mis manos no quieren escribir.
Acabo encontrando tantas cosas pero ninguna me convence lo suficiente para
permitirle ser parte de un espacio en este diario personal. Si bien, sé que en
un día les dejaré serlo. Ahora no es el momento.
Hoy es uno de aquellos días. Me he sentido tan cansada dentro y fuera
de mí. Sólo tenía ganas de dormir y despertar si era necesario. Ni siquiera
recuerdo lo soñado y siquiera escribir eso.
He encendido el computador,
abrí un documento en Word, y coloqué música para ver si mi alma
descansada se unía con esa escurridiza musa, pero nada. Hoy hay palabras
expresando lo que deben.
Sábado, 27 de octubre del 2012
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