Levantarme temprano, preparar el desayuno e ir corriendo al instituto para inscribirme en el nuevo curso de idiomas y luego volver a poner corrida al salón antes de que me cierren la puerta. A pesar de todo no fue un día cansado.
En clase hubo una actividad que nos hizo conocer más a nuestros compañeros de clases. ¿¿Por qué?? El profesor ve muchas películas, y una de ellas le dio la idea de la comunicación más personal. La interesante escena de las películas en la que los solteros tienen un tiempo para conocerse. Así que los chicos se tuvieron que sumergir en lo que aprendimos las primeras clases (saludos, presentaciones y demás) y bombardearnos de preguntas lo mejor posible.
En la comunicación me gustó encontrar a un chico que mirara fijamente, así olvidara o no tuviera alguna pregunta. Aunque no fuera un reto intencionado me llevó a hacer lo mismo. Fuera del pequeño reto del día. Conocí a una nueva compañera que sin saber hizo que recordara a la añoranza. Que echara de menos momentos llenos de alegría y que vuelven solo en la tracción de los recuerdos. Ocultar el vacío en la concentración de las clases es lo que me quedó por hacer, creo que eso se hace costumbre. Puede que no sea bueno guardar lo mal que se puede sentir pero cuando no tienes a alguien con quien compartirlo, no queda de otra.
Estando en casa. Después de votar los rastros del sueño volví a recordar. Soy una persona que mira mucho su pasado, no deja de lado su presente y crea futuros sin prioridad de hacerlos realidad. Algo compleja. Como todos.
Lloré sin guardarme las gratitudes y regalárselas al escaso viento para que las lleve a quién debe. Me dieron ganas de que al voltear la esquina mis pasos encuentren las manos que sin negarme apoyo me atreví a dejarlas extendidas. Sentir sus abrazos, la atracción de sus ojos, ver su sonrisa y escuchar sus “¡te quiero mucho berrinchitos!”. Ahora adoro tanto el apelativo que me gané y quejaba el tenerlo. Quisiera darle los "te quiero" que ahora niego sentir, posar un suave beso en su frente en señal de respeto, unir nuestras manos para no soltarlas jamás, sentir el calor de su cuerpo en un abrazo y así no volver a pasar el frío invernal en el calor de una solitaria cama. Y lo más importante, vaciar las palabras de mi dura cabeza, que dejen de ser ideales mentales y pueda decirle sin trabas: TE AMO. Simplemente hoy quisiera volver a saber que soy tuya y que siempre formaré parte de tus eternos pensamientos.
Lloré sin guardarme las gratitudes y regalárselas al escaso viento para que las lleve a quién debe. Me dieron ganas de que al voltear la esquina mis pasos encuentren las manos que sin negarme apoyo me atreví a dejarlas extendidas. Sentir sus abrazos, la atracción de sus ojos, ver su sonrisa y escuchar sus “¡te quiero mucho berrinchitos!”. Ahora adoro tanto el apelativo que me gané y quejaba el tenerlo. Quisiera darle los "te quiero" que ahora niego sentir, posar un suave beso en su frente en señal de respeto, unir nuestras manos para no soltarlas jamás, sentir el calor de su cuerpo en un abrazo y así no volver a pasar el frío invernal en el calor de una solitaria cama. Y lo más importante, vaciar las palabras de mi dura cabeza, que dejen de ser ideales mentales y pueda decirle sin trabas: TE AMO. Simplemente hoy quisiera volver a saber que soy tuya y que siempre formaré parte de tus eternos pensamientos.
"Cada persona que pasa por nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada. Esta es la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad."
Jorge Luís Borges.
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