domingo, 30 de diciembre de 2012

A ritornello

No sé cómo he llegado a apreciar la lentitud del tiempo, cómo es que la rutina me parece honesta. Quisiera haber leído el libro donde se escribe mi vida, para tener en las manos la facultad de haber evitado tanto. Me pregunto si sirve echarle la culpa al silencio, discutir con la fe y odiar a la esperanza. A veces creo que poseer la respuesta a muchas interrogantes no sirve, porque ya de por sí son las sinceras verdades de la realidad y encima no cambia nada.

Hay más espacio en mi mundo, lo sé, pero no quiero ocuparlo. Recordarlo es mi más grande temor. Aunque el dolor del vacío es suficiente para saberlo.

Otro año culmina. Sigo pensando si algún día la luna dejará de mirarme con tristeza, y si el cielo dejará de llevar el color gris cada vez que lo vea. Confieso el no quererlo. Le reniego a la resignación cuando puedo, e incluso le pido paciencia a las ganas cuando quiere sentir calor de piel otra vez.

¿Por qué dejé de ser la esperanza libre de aquella caja resguardada por Pandora? ¿Por qué solo para mí el amor es eterno? Porqué sigo esperándote…



2 comentarios:

Unknown dijo...

A modo de filosofía o de broma alguien dijo que "el amor eterno dura hasta que se acaba..."
Pero, el amor que siempre debe permanecer es el amor por uno mismo.

Victor Hugo afirmaba que, "El exceso de dolor como el exceso de alegría es algo violento que dura poco. El corazón humano no puede permanecer demasiado tiempo en ninguno de esos extremos"

Es bello que mantengas amor en tu corazón toda la vida, pero una espera sin fin, de algo que quizá no llegará no es correcto.

Todos tus argumentos son válidos hasta cierto límite. Pero no olvides que los vacios tiene la ventaja de poder ser cubiertos, el presente tiene el poder suficiente de sepultar al pasado (bueno, puedes conservar algunos recuerdos bonitos si quieres)
No te niegues a llenar ese espacio enorme que existe en tu mundo, pues por lo que leo a pesar de tu juventud tienes la experiencia necesaria para llenarlo de cosas buenas, suficientes para crear un Edén en el que todos los que sentimos aprecio por ti, podamos aportar alguna maravilla a ese nuevo espacio.

Verónica dijo...

Lo importante es que no pierdas tu rumbo...

besos