Mi corazón se aventura a susurrarme la posibilidad hacía
dónde sus alas vuelan. Sin embargo, decidí hace
mucho, asordar mis oídos a su voz. Y él sabe principalmente el por
qué.
El único consuelo que tengo es el saber que de una forma me despedí, aunque no sepa si le llegaron mis palabras.
¡Se fue! ¡Se marchó, y no la pude retener! ¡Qué estúpido! Ha
estado tan lejos antes que es ridículo mantener cerca lo que no
tienes y nunca has tenido.
Podrán decir que si en el corazón ha estado siempre no
hay distancias que lo separen de él. Para ser sinceros, a veces me he dado
cuenta que son solo palabras.
De todas maneras ya no puedo hacer nada. Podría
buscarla, más mi razón me dice que es lo mejor que pudo haber hecho, aunque
me cueste aceptarlo estoy de acuerdo con ella.
A veces sirve alejarse de todo, crearse un mundo nuevo fuera del que tiene marcadas las huellas de lo maravilloso y doloroso en cada rincón. Ayuda, yo lo sé. El estar sola contigo misma, escuchando el murmullo del silencio, arrojando y reconstruyendo momentos pasados con nuevos. Estar en paz internamente.
Sé que se marchó; sé que algún día regresará a su mundo
familiar; sé que debo dejarla ir con la esperanza de encontrar lo que
tanto anhela; sé que todo terminó para mí hace mucho tiempo. Lo sé.
A donde sea que vaya, a donde sea que esté solo queda
desearle lo mejor, que en este nuevo rumbo a tomar le dé satisfacciones más que
arrepentimientos. Y que sea feliz así nunca lo sea a mi lado.
¡Adiós princesa! ¡Adiós mi bella durmiente! Y recuerda
tus palabras siempre: "Deja que
el mundo cambie tu escenario, más nunca tu esencia"
México, 11 de
abril del 2013