Buscando una fotografia para esta entrada y escuchando la música de Ubago, preferí colocarle el video de la canción, me parece más indicado para mí.
23 de febrero del 2009
Maldiciendo a la página de Google por no permitirme actualizar el blog, me dedicaré a escribirlo externamente hasta que pueda colgar algo.
¿¿Qué de interesante hice hoy?? Después de levantarme y ser destronada de la computadora, decidí ir directo al centro comercial para cancelar una cuenta que tenía pendiente y de paso revisaba mis movimientos bancarios. Cuando terminé con las transacciones ingresé a una de las tiendas para dar un vistazo a los equipos de cómputo y de paso comprar alguna bebida alcohólica, que al final decidí olvidar principalmente porque no eran horas de beber y menos quería embriagarme sabiendo que no sé controlar la ebullición del alcohol en mi cabeza. Saliendo, emprendí la marcha a la librería en busca y con intensión de comprar el primer libro que me invitara a leerlo. Mis ojos se posaron en “Corazón de Tinta” (Cornelia Funke), “Mexica” (cuyo escritor no recuerdo), entre tantos otros, desde diccionarios, libros de autoayuda, filosofía e historia que llegando a mis manos resbalaron de mis dedos para volver a su lugar de exhibición. Sin ningún libro atrayente, mi visión se dirige a los libros infantiles, sin evitar sonreír a lo que se me paso por la cabeza, salgo de la librería.
De camino a las escaleras eléctricas me tropiezo con una familia de los cuales dos tenían problemas para subir por el dichoso aparato. Logre esquivar rápidamente a uno de los miembros y subí en busca de un helado. Ya que tenía en mente disfrutarlo mientras leía el libro que dominara mi ánimo de atención, pero ni uno lo hizo.
Con la carta de helados frente a mis ojos, se me quitaron las ganas con la poca muestra aunque también fue por los precios. Terminé comprando una cremolada de maracuyá (extracto con hielo picado) y me ubiqué en las bancas frente al área de juegos. Disfrutando de la cremolada –que por suerte no se me subió a la cabeza, y eso que estaba bien fría– los pensamientos me absorben por un momento, me doy cuenta cuando las palabras en mi cabeza desnublan la visión amarilla por el pavimento. Pensé en tantas cosas, no solo en ese instante de concentración sino en el resto de tiempo que duro el vaso en mi mano. El frío que comenzó hacer bajo la sombra, fuera de lo nublado que se tornó en un momento el cielo, junto a los recuerdos me hicieron sacar el celular de mi bolsillo izquierdo del pantalón y escribir un mensaje para enviarlo a una personita que semanas atrás deje de saber su estado. El saldo de la cuenta principal me era insuficiente, así que opto por partir y buscar un sitio para poder recargarlo. Demoré casi media hora buscando alguno, cuando lo conseguí quedaban pocos kilómetros para llegar a casa pero lo pude enviar con satisfacción.
En fin, esa fue mi mañana. La tarde no se las escribo sencillamente porque me la pase buscando sueños mientras dormía o por lo menos intentaba hacerlo. Con mis sobrinos en casa es difícil conciliar una siesta.
Ahora me encuentro aquí frente a la computadora. Casi las tres de la madrugada y aún busco la forma de actualizar el blog. Por el momento los dejo hasta aquí, ya pronto amanecerá y necesito dormir.
*** No dejaré de agradecer aquí a una adorable Mexicana por ayudarme a cambiar la imagen de la anterior entrada. Eyyy Iraiz, nuevamente gracias, en mi escala calificativa de doy un 20 y te dejo un cielo de estrellas por tu apoyo, en serio muchas gracias.
*** Ya descubrí que el problema no era la página de google...¬¬..era el antibichos que funciona mal. Pero ya por fin pude ingresar esto..=)
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